“PULULANTE DE HEREJÍAS”
Así denostaba a la
herejía modernista el Santo Papa Pío X en su encíclica “Pascendi”: “todo es un
apriorismo pululante de herejías…” Sonoras y duras palabras, a la vez…
Es el caso que ayer
un caritativo lector nos comentó que la Iglesia, los Viernes Santos, ya no reza
para la conversión de los “pérfidos judíos”, tal como lo hacía en las “Súplicas
Solemnes” antes del Concilio Vaticano Segundo. Cosa cierta. Providencialmente,
horas después de esta observación, nos sorprendió escuchar una súplica solemne
por los judíos en una Catedral del interior del país; pero era muy, muy
distinta de la original…
Comparémoslas:
Esta es la original: “Oremos
también por los pérfidos judíos, para que Dios Nuestro Señor quite el velo de
sus corazones, a fin de que ellos también reconozcan a Jesucristo Nuestro Señor”.
Esta es la “nueva”,
fruto de la “evolución” y del “progreso” pos conciliar: “Oremos también por el
pueblo judío, a quien Dios Nuestro Señor habló primero, para que se acreciente
en ellos el amor de su nombre y la fidelidad a su alianza”.
Aquí ya no caben
matices. No puede admitirse “hermenéutica de la continuidad” alguna. Esto no es
un cambio adjetivo, sino sustantivo, y que atañe al núcleo de la Fe católica.
Esto lisa y llanamente es un herejía. La alianza de los judíos ya no existe;
cesó con la venida de Nuestro Señor Jesucristo. Decir lo contrario es herético,
y hasta blasfemo.
Si fuese oportuno
chancear al respecto, le pediríamos a Sturla una formidable excomunión a los
responsables. Pero: ¿Sabrá Sturla qué es una excomunión? ¿Sabrá Sturla qué es
una herejía? Lo más grave: ¿Sabrá Sturla que deberá rendir gravísimas cuentas
al Señor?