Comprobamos que
existe un resurgimiento del liberalismo más radical y ortodoxo. Resurgimiento
que se aprecia, sobre todo, en la web, y que tiene mucho predicamento entre la
gente joven, harta del socialismo.
Como sentenció el
Coronel José Carlos Araujo el viernes pasado en su audición periódica en el
programa radial “Controversias”, y como desde nuestra primera publicación hemos
dicho, el liberalismo, lejos de ser una solución frente al socialismo en
general y al marxismo en particular, es, en puridad, su causa. Enarbolar la
bandera del más rancio liberalismo decimonónico para enfrentar al socialismo,
aparte de hacer ostensible una profunda ignorancia histórica, evidencia una
miopía preocupante en materia filosófica (y ni que decir, en materia teológica).
Tomar, pues, al
liberalismo como alternativa frente al socialismo es un yerro mayúsculo: mucho más torpe y grave por cuanto toma
a la causa del problema como su solución.
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Del Twitter de "Libertarios Uruguay" |
Entre otros
portavoces actuales de esta corriente liberal, llamada también “libertaria” y que presenta diversos matices en sus filas, está, entre los
que peinan canas, el argentino Alberto Benegas Lynch,
cuyas columnas aparecen en el diario “El Observador”- siempre presto a las
posturas más disolventes- ; hemos analizado sucintamente un artículo suyo en
enero de este año, en el cual revela la ciclópea carencia conceptual de los
liberales.
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Agustín Laje y el orate Milei |
Entre los más
jóvenes se encuentran, por ejemplo, el también argentino Nicolás Morás, cuyos
burdos argumentos consideraremos en futuro análisis. Podríamos mencionar, a su
vez, en la vecina orilla -aunque, repetimos, responden a diferentes grados- a
Agustín Laje y a Javier Milei: el primero, más presentable; el segundo, no
tiene escrúpulos en esconder su condición de enfermo mental.
Estos individuos
–sobre todo, los más noveles- no hacen piruetas para denostar a lo que
catalogan como “zurdos” o como “progres”. Llegan muchas veces, como en los
casos de Morás y sobre todo del orate Milei, a utilizar un vocabulario
chabacano y malsonante, más propio del hampa que de un académico. La exposición
mediática que han obtenido, y su habitual y eficiente uso de las redes
sociales, les ha dado una buena cantidad de seguidores, sobre todo, entre la
juventud. Pero no dejan de propugnar una falsa solución.
Este hecho comprobable
para el investigador, obliga a que, en próxima entrega, nos encarguemos, una vez
más, de derribar sus argumentos. Tocará el caso de Nicolás Morás, como se
adelantó. Debe quedar claro que el liberalismo no es el remedio, sino la causa
de la enfermedad.