“Vivamos la milicia del cristianismo con buen humor
de guerrillero, no con hosquedad de guarnición sitiada”.
Nicolás Gómez Dávila
Introducción
Por el Bautismo se nos infunden en el alma – en estado
germinal, de semilla – la gracia santificante, las virtudes sobrenaturales
teologales: fe, esperanza y caridad; las virtudes sobrenaturales morales
cardinales: prudencia, justicia, fortaleza y templanza; y los siete dones del
Espíritu Santo: sabiduría, entendimiento, ciencia, consejo, piedad, fortaleza y
temor de Dios. Este “organismo sobrenatural” es robustecido por el Sacramento
de la Confirmación por el que, formalmente, el Espíritu Santo nos hace soldados
de Cristo Rey en la Iglesia militante.
De las virtudes morales cardinales dependen muchas otras
virtudes morales siendo las primeras como la bisagra, el quicio – cardinal,
viene de cardo en latín que significa eso – de donde se “sostienen” como una
puerta para permanecer levantada y derecha.
El caso de la virtud
moral de la eutrapelia y su definición
La eutrapelia (del griego εὐτραπελία eutrapelía 'broma
amable')
es una virtud que depende,
que tiene su bisagra, su cardo, en la virtud cardinal de la templanza.
Definición de la templanza
Virtud sobrenatural que
modera la inclinación a los placeres sensibles,
conteniéndola dentro de los
límites de la razón iluminada por la fe.
En las partes potenciales
de la templanza, la eutrapelia está incluida en la modestia.
Definición de la modestia
Virtud que inclina al
hombre a comportarse en los movimientos internos y externos y en el aparato
exterior de sus cosas dentro de los justos límites que corresponden a su
estado, ingenio y fortuna.
Definición de la eutrapelia
Dentro de la modestia la
eutrapelia es una virtud que tiene por objeto regular,
según el recto orden de la
razón, el descanso, los juegos (lo lúdico),
los deportes, las
diversiones, las fiestas, el humor.
Vicios opuestos a la
eutrapelia
Los vicios opuestos a la
eutrapelia son: por exceso: la bomología; por defecto: la agroikía.
La bomología
El bomólogo: de bômolochus (griego
antiguo: βωμολόχος) en el teatro de la antigua Grecia fue uno de los tres personajes comunes de la comedia, correspondiente al bufón inglés. El bômolochus está marcado por su
ingenio, su crudeza del lenguaje y su frecuente discurso de audiencia no
ilusorio.
En el bomólogo nada ni nadie es ahorrado para alimentar su
excesivo y desordenado deseo de divertirse y provocar la risa. Así, puede haber
grave exceso por falta de las debidas circunstancias, como el hacer uso de ese
deseo en lugar o tiempo indebidos – como en una iglesia católica , o de forma
que desdiga de la dignidad de la persona o de su profesión. En castellano
existe la voz «truhán» para referirse al que se excede en la broma, y que se define como
“aquél que con bufonadas, gestos, cuentos o patrañas procura divertir y hacer
reír” (DRAE). Por eso San Pablo le enseña a los Efesios (5, 3 – 4): “Cuanto
a la fornicación y cualquier género de impureza o avaricia, que ni siquiera
pueda decirse que lo hay entre vosotros, como conviene a santos: ni palabras
torpes, ni groserías, ni TRUHANERÍAS (aut SCURRILITAS), que
desdicen de vosotros, sino más bien acción de gracias.” Nos parece que,
Nuestro Señor, también se referiere a la bomología en las palabras en aquella
sentencia: “Y yo os digo que de toda palabra ociosa que hablaren los
hombres habrán de dar cuenta el día del juicio. Pues por tus palabras serás
declarado justo o por tus palabras serás condenado.” (Mt. 12, 36-37)
La bomología puede ser
pecado mortal cuando, por exceso de pasión, se prefiere la diversión al amor de
Dios, y se violan los preceptos de Dios o de la Iglesia por no dejar de
divertirse.
En el sentido lato del concepto, hay algo de bomología en el rito
de la misa nueva (1969) ya que en su ofertorio se ofrecen “el pan y el vino,
frutos de la tierra y del trabajo de los hombres”, en vez de ofrecer a Dios “la
hostía inmaculada”, es decir, la Víctima Divina del Calvario, que en el
Ofertorio es ya sacrificada en potencia pero realmente, para ser pronto Sacrificada
en acto en la doble Consagración de la Misa de Siempre, de la Misa Tridentina
(que tiene raíces apostólico-patrísticas). En el ofertorio nuevo está ausente
la Víctima Divina que será Sacrificada como propiciación por los pecados. No se
trata en él de un Sacrificio incoado sino de una inmanentista y “alegre”
ofrenda humanística muy propia de la herejía modernista-protestantizante que la
inspira. Por lo demás, esta falta de Dramática pero serena
seriedad sagrada del nuevo rito hace que él – bomológicamente – se vea
frecuentemente acompañado con cantos naturalistas al ritmo de guitarras y
panderetas; más propios de una peña folclórica que del Santo Sacrificio del
Calavario renovado incruentamente en el Altar que, es esencialmente la Misa
Católica.
La agroikía
Al agroico, Aristóteles lo llama también duro o rústico y es aquél
para quien toda diversión es inútil, y no se permite bromear bajo ningún
concepto, ni tolera que los demás lo hagan en su presencia. Santo Tomás les
llama «agrii», es decir, «amargos». La agroikía puede ser pecaminosa
mortalmente si se transforma en una costumbre o hábito del celo amargo para
defender la Verdad Católica – sobre todo en estos tiempos de crisis de la
Iglesia – y que se ve – por ejemplo - en muchos sedevacantistas. El Apóstol
Santiago (3, 13-18) enseña que ese “celo amargo” no posee la sabiduría que es “de lo alto, sino terrena, animal,
diabólica.”
Ahora bien, “quien combate el buen combate de la Verdad, necesita
del humor como de un ingrediente imprescindible para la salvaguarda de su
equilibrio intelectual, psíquico, e incluso hepático. En el buen combate es
menester combatir con alegría, no con la alegría ruidosa y superficial que nace
de un optimismo tan ciego como estúpido, sino aquélla otra serena y profunda,
propia de quien lleva en su alma como una semilla la incoación de la gloria, la
paz y el gozo de la victoria final. No basta luchar por la Verdad: hay que
amarla y hacerla amar. Porque la Verdad, que es Bien y es Belleza suprema y
armonía, es en sí misma e infinitamente amable.” (Padre Alberto Ezcurra)
Por eso los que saben dicen que, en toda la obra del Doctor Común
de la Iglesia – Santo Tomás de Aquino – lo lúdico aparece en 173 sentencias y
no es raro porque “el humor verdadero es un privilegio del pensamiento realista”
(P. Ezcurra). Pensamiento realista del que el Aquinate fue un egregio
representante. La palabra que emplea Tomás de Aquino para referirse al campo de
ejercicio de la eutrapelia es «ludus» que se puede traducir por “diversión”, ya
que se refiere no sólo a las actividades que llamamos lúdicas o deportivas,
sino al ocio en general, es decir, a todo aquello que nos sirve para descansar
del trabajo, desde el juego y el deporte hasta las bromas, chistes, ocurrencias
y dichos ingeniosos. De aquí que también traduzca eutrapelia por «iucunditas»,
es decir, «buen humor» o “alegría”.
Aristóteles – en quien se basa Santo Tomás - sale al paso de
quienes condenan toda actividad ociosa, señalando que, «dado que en la vida
también hay descanso y en éste hay entretenimiento acompañado de diversión,
parece que también aquí se produce una cierta elegancia de trato entre lo que
se debe decir y cómo decirlo, e igualmente en oír».(Ética a Nicómaco IV, 8) El
descanso es una actividad lícita, y aun necesaria, no tanto como fin en sí
misma, sino ordenada a la acción.
Santo Tomás ilustra la conveniencia del ocio con una
historieta que toma de las Colaciones de los Padres:
«El evangelista san Juan, cuando algunos se escandalizaran de
verlo jugando con sus discípulos, mandó
a uno de ellos, que tenía un arco, que tensara una flecha. Después de hacerlo
muchas veces, le preguntó si podría hacerlo ininterrumpidamente, a lo que el
otro respondió que, si lo hiciera así, se rompería el arco. San Juan hizo notar
entonces que, al igual que el arco, se rompería también el alma humana si se
mantuviera siempre en la misma tensión».(S.Th., II-II, q.168, a.2co. El
ejemplo lo toma de Casiano, col.24 c.21: ML 49,1312.)
HILARIO ATANASIO DESARRIANO
Sayago
Montevideo
Uruguay
Junio de 2020
(Se
reciben correos en castellano, portugués y francés. Se contestarán en
castellano o portugués).