En Montevideo ganó nuevamente el marxismo, y lo tiranizará por otros cinco años: hace ya treinta que lo hace. Ganó fruto de la estupidez, de las maniobras de logia, imbéciles, ombliguistas y obscuras de la sedicente “oposición”, que no es sino un asqueroso perro con distinto collar. Lo predijimos y lo analizamos en nuestro artículo “Los politiqueros entregaron Montevideo al marxismo”. Sentenciamos -¡en febrero!- que la Raffo era una pésima candidata. Los hechos nos dieron –como de costumbre-, la razón.