Por ALEJANDRO SOSA LAPRIDA
Me han hecho esta pregunta, referida a la “vacuna” contra el “covid”: “¿Es pecado dejarse vacunar o no?”. La cuestión no es sencilla, y ciertamente requiere de distinciones necesarias y de matices importantes. Para aquellos que aún no hayan comprendido de qué va esta “vacuna” y todo el contexto “pandémico” en curso -de manifiesto corte criminal[2]-, mi respuesta es negativa. En este caso, considerando la acción desde un punto de vista subjetivo o formal, la persona no cometería un pecado.
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No
obstante, si a alguien se le presentaran dudas sobre su seguridad y su
moralidad, estaría obligado en conciencia a informarse al respecto y a
investigar de manera seria el tema antes tomar una decisión. Y, en caso de no
hacerlo, ya sea por pereza o bien intimidado por la coacción externa recibida,
sería imputable, en mayor o menor grado, dependiendo del nivel de conciencia
que tuviera acerca de la malicia intrínseca de estas falsas vacunas y
verdaderas manipulaciones genéticas experimentales, cuya inoculación constituye, objetivamente -materialmente considerada-,
un pecado, es decir, una acción intrínsecamente mala, moralmente desordenada y
reprobable, por atentar contra la salud y la vida del ser humano.
En
cambio, para aquellos que hayan comprendido que estas “vacunas” constituyen un
atentado bioterrorista de la élite mundialista para reducir la población
mundial, la situación sería muy diferente, en lo que a la imputabilidad se refiere.
En ese caso, sí habría pecado formal -como mínimo, de imprudencia grave-, el
cual guarda analogía con, por ejemplo, la práctica de la “ruleta rusa” o con cualquier
tipo de actividad en la que se asume un daño o un riesgo de manera innecesaria
o imprudente, en clara transgresión del quinto mandamiento, que dispone el
cuidado y la preservación de la vida humana inocente, incluida la propia.
Por
otro lado, está el aspecto “abortivo” que revisten estas “vacunas”, las que
fueron desarrolladas y/o probadas empleando cultivos celulares obtenidos de
células de fetos provenientes de abortos provocados, y cuyos tejidos -de
múltiples órganos-, además, les fueron extirpados en vida -requisito indispensable
para que sean de utilidad en la experimentación biológica-, lo cual añade al
infanticidio una capa suplementaria de crueldad de una malicia propiamente
luciferina.
A mi entender -pero esto es solo una opinión, no soy moralista de formación-, quien, siendo consciente de esto, aceptara no obstante “vacunarse”, también incurriría en falta. Y esto es así porque, sinceramente, no veo como se podría evitar cierta complicidad y cooperación-aunque más no fuera lejana-, con este crimen primordial.
El comunicado del Vaticano[3] al respecto, que va en sentido contrario, me parece un craso error. Y, para ser franco, completamente escandaloso. ¿En qué mente cabe legitimar los “servicios” prestados por una “industria” que basa sus multimillonarias ganancias en la ejecución programada y el desmembramiento despiadado de seres humanos indefensos e inocentes -es decir, en sacrificios humanos-, contribuyendo de este modo con la continuidad indefinida del macabro comercio instaurado por una organización criminal de infanticidas disfrazados de sanadores?
Se
dice en el documento que hay tan solo una “cooperación material, pasiva y
remota” con los abortos efectuados hace años, pero ¿quién no ve que detrás de
este argumento que suena a disculpa-y que considero éticamente cuestionable-,
se disimula, de hecho, el visto bueno otorgado a la “cooperación formal, activa
e inmediata” con una industria farmacéutica criminal, que favorece la
contracepción, el aborto, la eutanasia, las manipulaciones genéticas y toda
suerte de abominaciones bioéticas desde siempre y a cara descubierta, sin que
nadie se atreva a interponerse en su camino?
Por
otra parte, considero también, desde una perspectiva simbólica, que no sería
descabellado establecer una analogía entre el bautismo cristiano y la
inoculación de este brebaje maligno, el cual podría concebirse como un “anti
bautismo” satánico. En efecto, en el ocultismo, la brujería y el satanismo, el
valor atribuido a los símbolos es análogo al de los sacramentos cristianos, que
actúan “ex opere operato”, es decir, al margen de las disposiciones subjetivas
de los participantes de la ceremonia. Y este aspecto a la vez simbólico y
espiritual de estas “vacunas” me parece gravísimo, aunque quien las reciba
carezca de plena conciencia al respecto.
Este
último argumento, de todos modos, no hace sino sumarse al anterior -que no se
trata de verdaderas vacunas (evito adrede abordar aquí el debate pro o anti “vax”),
que no impiden ninguna enfermedad, y, sobre todo, que son, en realidad, un atentado
bioterrorista camuflado-, el cual basta y sobra para rehusar categóricamente
esta imposición falsamente sanitaria pero realmente tiránica y satánica
impuesta por Bill Gates y la OMS a toda la humanidad, en un acto de psicopatía
y de megalomanía sin precedentes en la historia...
INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA, RUEGA POR NOSOTROS.
Para mayor información:
Castellano:
https://gloria.tv/user/PsqnxVeozUAb11SRjPVhdKjWu
Inglés
y francés: https://gloria.tv/user/3KNiWtn1fcY227s7wiwpSBVAk
[1]https://www.euractiv.com/section/agriculture-food/video/bill-melinda-gates-advocate-gmos-to-a-brussels-audience/ - https://www.youtube.com/watch?v=ec0XZDgQ7XU
[2] Ver al respecto “Quince meses de
Tiranía Sanitaria Mundial”: https://gloria.tv/post/caFtcSUWXK1K4BTNKsPgPPYPm - “Boletín informativo VII”: https://gloria.tv/post/koHfxHH4XuxP3aQa6wYHLVi3q- “Una selección temática”: https://gloria.tv/post/TRAVcaZhGoAn64PhpqGHcGnKG