miércoles, 4 de agosto de 2021

OTRA HIPÓTESIS SOBRE TRADITIONIS CUSTODES

Por DARDO JUAN CALDERÓN

Lo ocurrido es la inauguración oficial - con sello y tambores - de la Abominación de la Desolación: nada menos que prohibir la Misa.

Hemos leído la hipótesis que arriesga Don Antonio, documentada y testimonial, y ahora ensayaremos una nosotros; infundada, imaginativa, casi onírica, hasta diría que tocada por un poco de ciencia ficción y mucha malicia de abogado. Va por lo que valga.

En esta versión Traditiones Custodes no es un exabrupto de un peroncho plebeyo, sino que era un as que guardaban en la manga desde mucho tiempo atrás los masones, modernistas, pederastas y satánicos que medran los recovecos de la Gran Prostituta Babilónica desde hace más de una cincuentena de años. Estos mandingas armaron una camarilla que logró copar un Concilio de la Iglesia Católica, y aunque introdujeron una cuña de porquerías y de ambigüedades en la doctrina que hedía de dicho Concilio, su obra maestra fue lograr una Reforma de la Liturgia que profanaba el Rito Católico – que se llamó Novus Ordo -  y debilitaba las fuentes de la gracia al socavar, desde esa misa falsificada, todos los Sacramentos. Siendo su primer y máxima victoria el destruir el Sacerdocio y tras él toda la vida cristiana.

La masonería era – y sigue siendo-  más consciente que la mayoría de los mismos fieles del valor de la Liturgia (que la tienen y bien satánica) y, aunque tuvo gran éxito en confundir las mentes con la inmunda baba que cubrió los textos conciliares, su golpe maestro fue la misa falsificada, un golpe de nivel sobrenatural.  Faena realizada por uno de sus más importantes infiltrados - de alto grado masón - que se llamó Annibale Bugnini, del que dejo su memoria al cuidado de mis nietos que no controlan todavía, para que se caguen en ella por muchos años. Allí jugaron todas sus fichas y sacrificaron ese importante Alfil.

El mal parido se rodeó de lo peor (entre ellos tuvo un súcubo infiltrado desde del luteranismo, Louis Bouyer, que había estudiado liturgia y le vendió sus conocimientos para que la destroce con el engendro que parieron en común). Luego este enano –el Luisito- mercenario, sería el gran calumniador de los Papas antimodernistas -comenzando por Pio IX-  a fin de socavar al Integrismo Católico, única y última defensa contra el modernismo, culpándolo de producir por contrario sensu justamente eso: ¡el modernismo! ¡El mismísimo chancho que él había alimentado y satisfecho en sus peores deseos! Solo intelectuales, creo. Un verdadero cabroncete.  Tiene todavía en el país argento algunos seguidores, un Farinelli caminador que no canta pero grazna y que, como buen meapilas y culillo de sacristía –espero que en su última aventura lo haya salvado- , posee veleidades de liturgista. Y todos ellos juntitos, con la ayuda de un Papa que a pesar de haber sido canonizado nadie se atreve a poner su jeta de turbio en una estampita, porque repele (creo que va a ser el único santo sin ningún devoto de la historia), pudieron demoler la liturgia Romana y poner en su lugar un rito protestante que sabían que iba a llevar toda la Iglesia al tacho. Pero “lo sabían” desde una inteligencia que concibe lo sobrenatural desde el averno. Celebrada con solemnidad o sin ella, y a las pruebas me remito.

Algunos conservadores creyeron que las ambigüedades podían interpretarse para bien y que si ese rito protestante se lo hacía seriecito y con notas gregorianas, iba a parecer católico. De esa manera creyeron seguir muy panchos con sus bienes y cargos, pero…en un tris se los llevaron puestos con Iglesia y todo, estampados en olvidados rincones sociales. Y hoy no quedaría ni bosta si no fuera porque un Obispo Francés dijo “Esta no me la trago”. Era un integrista ¡puaj! Devoto de Pio X ¡¿qué diría Farinelli?!

El mitrado francés armó un flor de revuelo y juntó, no tanta gente, sino de renombre, y el mundo lo conoció. Entonces a darle palos y esperar que se autodestruya por la edad y la falta de transmisión episcopal. Pero ordenó cuatro Obispos ¡glup!, lo que era válido, y entonces a excomulgarlo, pero la cueca seguía.

Varios seguidores ante esto arrugaron y entraron en un espacio que se abrió para ellos, muy dije,  firmando una serie de compromisos con la mayor hipocresía y formaron todo un conjunto de sociedades tradicionalistas, pero no tanto. Sin enfrentar a la prédica del Concilio ni criticar del Novus Ordo. Es decir… sí lo hacían … pero chitón. Perros mudos. O bueyes solos que se lamen… las verijas.  “Vengan hijitos mios, pongan sus huevitos en esta canastita que papá se los cuida” les decían, y el que no era tonto sabía que los estaban esperando con un Traditiones Custodes bajo el poncho (ya se usaba poncho con la nueva misa, creo que hay varios que usan “mañanitas”).

La cuestión era que sortearon el lazo los perros que ladraban y había que hacer un nuevo esfuerzo para hacerlos dentrar y cerrar la trampa. Y que sí y que no, que los huevos no me toquen, el asunto es que varias veces ¡uf! salieron con el lazo en las paletas; pero no entraban. Y hubo que hacer un gran esfuerzo, indecible, insoportable: retirarles la excomunión y rehabilitar la Misa escamoteada y, ¡hasta hacerles favores personales! Pero… cuando los amigos masones se convencieron que estos malditos no iban a morder el anzuelo, se hincharon y decidieron dejar en el cepo de la manga a los baguales que ya tenían. Bajarle la persiana a los arregleros. Y mirá que Monseñor les había dicho “¡¡¡Salid de Roma, salid de Roma!!!”, pero es zonzo el asustao.

La cuestión es que esta versión no lo tiene a Francisco Peronchín como alma mater del asunto – o Pachamamo- que el fato es mucho más grande y profundo, con nombres de todos los colores y banderas. Casi que lo hizo directamente Satanás, porque lo ocurrido – si uno no está dispuesto a amañar el hambre con carne podrida – es la inauguración oficial - con sello y tambores - de la Abominación de la Desolación: nada menos que prohibir la Misa. La única; que no hay otra.

Eso sí, además de coincidir conque Satanás – entre otras cosas horribles– debe ser peronista;  esta medida increíble y perversa debía ser tomada aprovechando que estaba  Francisco, cuyo genio y figura ha sido tan bien reflejado en anterior hipótesis. Hacerlo antes que partiera a dar explicaciones al Tata Dios ya que los mismísimos encumbrados masones  no saben si, ¡aún eligiendo de la hez de sus filas de alcahuetes!, se van a volver a encontrar un tipejo como este para hacer las de Kiko y Kako.

Y aquí estamos, esperando con qué nos saldrán en un rato.