La plandemia es una
operación para realizar cambios estructurales en diversos ámbitos. Desde estas
páginas lo hemos repetido hasta el cansancio. En ese sentido, desde un punto de
vista filosófico-jurídico-social, por así decir, ha venido a destruir algunos
de los pilares de la sociedad moderna, heredera de la revoluta francesa y su
tríada masónica: libertad, igualdad y fraternidad.
Así, la cacareada “libertad
de expresión”, prevista en el artículo 29 de la Constitución Nacional,
es heredera del grito de liberté
francés, y un pilar de los regímenes jurídicos modernos. Lo mismo el dogma del
igualitarismo, legado del egalité
revolucionario, previsto en el artículo 8 de la Carta. Pero la inducida “crisis”
que supone la plandemia ha puesto en jaque estos principios; y cuando antes, al
menos exteriormente, se defendían, hoy se conculcan abiertamente y sin
oposición.
Puesto que la CENSURA,
hoy, se ha vuelto común en Google, redes sociales, radio y televisión. Y la
DISCRIMINACIÓN es patente al imponer un derecho de admisión condicionado a la “vacuna”.
En cuanto a lo primero, son un ejemplo los
fact check (“verificadores de datos”), los cuales han sido analizados por
un columnista de la revista (Jorge López, “La trampa del fact check”, 16 de abril de 2021). Éstos son páginas web,
administradas por empresas subvencionadas por la élite plutocrática, que se
dedican a verificar y a “desmentir” toda la información que circula denunciando
la plandemia. Por supuesto, aparecen y acaparan los primeros lugares de Google.
También, en este sentido, puede mencionarse la persecución que sufren en redes sociales
-como Facebook o Youtube- las personas que vayan en contra del discurso pandémico
oficial. Allí, para evitar el escarmiento de los algoritmos, han llegado al
punto de no usar la palabra “vacuna”, intercambiándola, verbigracia, por “kakuna”.
Y los ejemplos podrían multiplicarse.
Respecto a la
discriminación, ésta se consuma paladinamente al discriminar entre “vacunados”
y “no vacunados”, como hemos denunciado desde estas páginas (“La discriminación entre inoculados y no inoculados”, 24 de abril de 2021). Ésta parece ser una
distinción que al igualitarismo democrático no molesta, por el contrario. Así,
el próximo domingo la selección uruguaya de fútbol enfrentará a la boliviana en
el Estadio Campeón del Siglo. Será la primera vez en mucho tiempo en que habrá
espectadores en las tribunas; éstos, necesariamente, deberán estar “vacunados”.
Los que no lo estén no podrán asistir al partido.
CENSURA y DISCRIMINACIÓN, violentando los dogmas liberales de la “libertad de expresión” y la “igualdad”, trajo aparejada la plandemia. Censura y discriminación para todo aquél que no se afile al Nuevo Orden Mundial.