Papini, haciendo hablar
a su narrador con el diablo, le hace decir: “La realidad es tanto más grande
cuanto más numerosas son las diferencias. Aumentar las diferencias, es decir,
mover y cambiar, es aumentar las realidades; reducir las diferencias, es decir,
inmovilizar e igualar, es disminuir las realidades […] El hombre filósofo que
quiere reducir a una sola palabra el mundo, termina en la nada lógica. Tú
deberías reducir a una sola cosa el mundo, a la auténtica nada, la nada última
y definitiva […] Funde, asimila, une, liga, nivela, suprime las diversidades,
reduce a todos los animales a uno solo, y este animal a una planta, y a ésta
todas las plantas, y esta planta a un mineral, y todos los minerales a este
mineral, y todos los cuerpos a un solo cuerpo, todas las sustancias a una sola
sustancia, al solo elemento de la sustancia, y verás entonces que el mundo,
poco a poco, palidece, se atenúa, se desvanece entre las manos, y tú mismo y el
mismo Dios seréis una sola cosa, y esta sola cosa formará parte del todo y
desaparecerá con él […] Persigue las distinciones […] Así habrás contestado,
finalmente, al Génesis, y si alguien pudiese después de eso escribir, se vería
obligado a decir que después del fin no hubo tierra, ni cielo, ni siquiera
abismos. Dios verá desaparecer la obra de la que estuvo tan satisfecho […]”
Tomado de Vallet de Goytisolo, Juan, “Sociedad de
Masas y Derecho”, p. 177.