Por BRUNO ACOSTA
Decíamos hace
algunos meses que la fiesta de la Navidad está “olvidada”, en camino de
desaparición. No es de extrañar puesto que la sociedad occidental no es ya
católica –ha apostatado- y ni siquiera la Iglesia –si se nos permite- es “Católica”,
sino otra cosa: pachamámica, new age,
humanista y naturalista, quizá.
Pues bien: algo
parecido ocurre con la Pascua. Mas, si bien también, por lo que sosteníamos
recién, está en franco camino de desaparición, ésta también –a diferencia de la
Navidad- ha perdido sentido, hasta desde el punto de vista pagano.
¿Quién se reúne hoy para festejar la Pascua en familia, aunque sea un festejo
del todo laicizado y paganizado? ¿Realmente se siguen deseando con un mínimo de
sentimiento y de convencimiento las “felices Pascuas”? La Navidad está todavía
adornada con un contorno de jolgorio y de familia, y hay quienes, tomándosela de
ese modo, aún hoy pueden festejarla con sinceridad. Nos parece que la Pascua
no.