Igualitarismo y fútbol femenino
El igualitarismo subversivo y destructor del cuerpo social, que nada deja en pie, ha fijado la mira en otro blanco, hasta ahora –sorprendentemente- incólume: el fútbol. Puesto que existe una notoria campaña financiada por los grandes centros de poder para difundir e igualar el fútbol femenino con el tradicionalmente predominante y, podríamos decir, hasta hace poco, único fútbol masculino.
El fútbol es, según
manida expresión en los círculos futbolísticos, “el deporte Rey”. Linda y
sorprendente expresión de tinte monárquica y antidemocrática, es menester
decir. El fútbol es, de lejos, el deporte más popular a nivel mundial. Y, hasta
ahora, su práctica era reservada a los hombres, y mucho más dentro del
profesionalismo. Los revolucionarios no podían permitirse mucho más tiempo esta
notoria “discriminación”.
Siendo, además, el
fútbol, como deporte más popular, el más importante “circo” para las masas
aborregadas, tampoco las élites podían darse el lujo de seguir perpetuando esta
tradicional diferenciación.
Y es así que,
salvando las distancias, como en el caso del boxeo femenino –el cual debe
repugnar a toda persona con un mínimo de sensibilidad y de sentido común- el
fútbol, que es un “deporte de contacto”, termina por apartar de la mujer su
connatural delicadeza, y la viriliza
en el mal sentido, esto es, la hace más agresiva y violenta. Basta con mirar
las pintas de algunas de las “jugadoras” de fútbol para comprobar que lo que
allí predomina no es la fineza femenina sino un aire salvaje, lo cual no ocurre
en otros deportes –con razón, tradicionalmente practicados por mujeres- que sí
sacan de la mujer atributos connaturales a ella.
¿Qué instituciones
están detrás del financiamiento del fútbol femenino? En otras palabras:
¿quiénes están detrás de este igualitarismo destructor que, bajo el mantra del
“feminismo”, no hace sino “virilizar” a la mujer? -con lo cual, como se ha
repetido hasta el cansancio, el feminismo no es sino un machismo disfrazado-
Pues bien: una de las principales instituciones es el Banco Santander. En ese
sentido, en su página oficial se lee:
“[…] la igualdad
entre hombres y mujeres es una de nuestras prioridades. Nuestros esfuerzos en
materia de equilibrio de género, junto con otras medidas de inclusión y
diversidad nos han valido para ser reconocidos como el Mejor Banco del Mundo para la
Diversidad y la Inclusión 2020 por la revista Euromoney. Y es que
nuestra misión es contribuir al progreso de las personas y de las empresas. Y
lo hacemos de una manera inclusiva y diversa.
En Santander impulsamos
todo tipo de iniciativas enfocadas a romper las brechas de género en todos los
ámbitos, desde el laboral hasta el académico. En este último, contamos con
las Becas Internacionales Fútbol Femenino Banco Santander. Estas becas están lanzadas en
colaboración con AGM y están destinadas a jóvenes de entre 16 y 20 años
que reciben la ayuda necesaria para estudiar y practicar este deporte en el
país en el que más se fomenta: Estados
Unidos, y estar así un paso más cerca de su sueño: convertirse en profesionales
del deporte rey en la ‘Meca’ del fútbol femenino.”
En el mismo sitio, se ve también que, en general, y con
perspectiva y terminología netamente marxista (“motor de cambio”) el Banco Santander toma al fútbol como impulso para la
transformación:
“[…] Y en Banco Santander apostamos por ello, a través de Football Can, la estrategia global con la que el Grupo potencia los valores del deporte rey como motor de cambio de la sociedad. Patrocinamos el mejor fútbol del mundo: LaLiga, la UEFA Champions League y la Copa Libertadores, apostando por valores como la inclusión y la diversidad […]”
Este es el “modus
operandi” que han elegido estos grandes grupos de poder para fomentar la
revolución: se infiltran en aquellas cosas que el común no puede dejar de
consumir (en el caso: las grandes ligas futbolísticas) e, inadvertidamente, van
realizándoles un “lavado de cerebro”. Recordemos, de paso, que la “igualdad de
género” es uno de los objetivos de la Agenda 2030 de la ONU, con la cual está
tan comprometida la banca internacional, como el Banco Santander.
Por si fuera poco,
los hispanoamericanos estamos familiarizados con el hecho de que el propio
Banco Santander, a más de auspiciar la Copa Libertadores masculina –la copa más
importante a nivel de clubes de fútbol en Hispanoamérica-, auspicia la Copa Libertadores
femenina. Y lo hace saber machaconamente en cada transmisión televisiva. Así,
Juan Manuel Cendoya, vicepresidente de Santander España, señaló que “estamos muy contentos con esta oportunidad
de formar parte de la Copa Libertadores femenina, que avanza en nuestro
compromiso por la igualdad y la diversidad, y eleva la categoría femenina al
nivel de patrocino de la competición masculina”.
Lesbianismo y fútbol femenino
Hemos dicho que el
fútbol femenino “viriliza” en el mal sentido a las mujeres, al ser un “deporte
de contacto”. De ahí que tradicionalmente su práctica se reservara, por sentido
común y de lo natural, a los hombres.
Ahora bien: no sólo
las “viriliza”, sino que fomenta el lesbianismo. Nos remitimos a
un ejemplo: Marta, la “jugadora” brasileña reputada la mejor del mundo, es
abiertamente lesbiana. Y no sólo eso: también es lesbiana su compañera de
equipo, Toni Deiron, con quien –hacemos énfasis en el entrecomillado- se “casó”
el año pasado. Y esta no la excepción: el lesbianismo es algo típico dentro del
fútbol femenino. Existen centenares de parejas homosexuales entre “jugadoras”,
y hay quienes sostienen que un 50% de las futbolistas son lesbianas. Veamos, en
esta línea, lo que escribe desde ESPN –un canal que también ha sido
“transversalizado” por la revolución y la ideología de género- María Alexander:
“En el Mundial de Francia 2019, hubo varias
mujeres que celebraron junto a sus novias o esposas los triunfos de sus
selecciones en las tribunas, sin esconder ningún beso o demostración de amor. El
caso más conocido fue el de la futbolista Magdalena Eriksson, que cuando pasó a
cuartos de final con Suecia, festejó con un beso a su pareja la futbolista
danesa Pernille Harder que alentaba en las tribunas. Las imágenes se
viralizaron en redes sociales con frases como “el amor es libre”, “el fútbol es
libre”, entre otras.
Además de Eriksson y Harder, hay muchas otras
futbolistas que no ocultan su sexualidad y que incluso lo toman como bandera
para defender los derechos del colectivo LGBTQI+: Megan Rapinoe, Marta Vieira
da Silva, María Pilar León, Lola Gallardo, Lorena Benítez, Ali Krieger, Ashlyn
Harris, Vivianne Miedema; son solos algunos nombres. ¿Por qué, por ejemplo, no
hay ningún gay declarado jugando en este momento la Eurocopa? Son más de 600
convocados para representar a sus países… 600. Lo mismo podríamos decir y
preguntarnos respecto a la Copa América. Y a los Mundiales pasados. ¿Y a los
que vendrán? Ojalá que no.
Como mujer lesbiana que juega al fútbol amateur, debo
decir que encontré en el fútbol femenino lo que siempre me negó el masculino:
un espacio donde sentirme libre y feliz, haciendo lo que más me gusta hacer:
jugar.”
Pero la idea no es
que el homosexualismo quede en el fútbol femenino, sino expandirlo. María
Alexander mentaba el ejemplo de Pernille Harder, futbolista danesa protagonista
durante el Mundial de Francia 2019 al darse un beso en público con la sueca
Eriksson. Harder pidió “valentía” en el fútbol masculino, donde no hay ningún
caso de hombres que se hayan declarado homosexuales. “El fútbol masculino –sostuvo Harder en entrevista con ELFEN- todavía cultiva nociones anticuadas de
masculinidad. ¿Por qué se acepta la homosexualidad en el fútbol femenino cuando
no se hace en el masculino? […] La cultura en el fútbol masculino está desactualizada
[…]”. Claro, lo que hay que hacer, entonces, es “actualizarla”, es decir,
subvertirla, revolucionarla. Y para
eso está presto el Banco Santander, entre otros.
Conclusión
La Revolución
mayusculada –o, mejor, el espíritu de
la Revolución mayusculada- no dejará nada en pie. Aquellos bastiones, por más
triviales que parezcan, que respondan de alguna manera a la cultura tradicional
–y de ahí que Harder hablara de una “noción anticuada de masculinidad” en el
fútbol masculino- deberán subvertirse, revolucionarse,
derruirse. Es el caso del “deporte Rey”, del fútbol. Llegará algún día en que abandonará
su esencia viril y pasará a ser un deporte de homosexuales, mujeres y –si se
nos permite la chanza- VARes.